Maximiliem Luce
Año 1906
© Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, en depósito en el Museo Thyssen-Bornemisza
Las nubes algodonosas que con frecuencia salpican los cielos en primavera y verano, son un motivo recurrente en los paisajes de muchos cuadros. La razón es bien sencilla, ya que esos días luminosos y de tiempo bonancible, históricamente han sido aprovechados por numerosos pintores, quienes tenían la oportunidad, una vez dejado atrás el inclemente invierno, de recrearse en la suerte de la pintura al aire libre. El pintor impresionista francés Maximilien Luce (1858-1941) nos dejó unos bonitos paisajes con un telón de fondo atmosférico acorde con lo que habitualmente identificamos con el “buen tiempo”. Los veranos que pasó en el departamento francés de Yonne, en
© José Miguel Viñas
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