Instrumentos meteorológicos antiguos

Este instrumento fue fabricado aproximadamente a finales del siglo XIX por L. Casella, London, empresa fundada en 1799 y que hoy todavía sigue con actividad. Se trata de un pluviómetro que es anterior a la homologación estipulada por la OMM (1950) de cómo debían ser y como tenían que estar instalados dichos instrumentos destinados a la observación pluviométrica oficial. La precipitación (lluvia, rocío, granizo y nieve) recogida por el colector iba a un recipiente ubicado en el interior del pluviómetro, la medición (en pulgadas) de la cantidad de precipitación recogida se hacía con una probeta.

La distancia entre la boca y el suelo era pequeña, mucho menor de 1,5 metros que marca la normativa de la OMM, también la boca (5''Ø) del colector no era biselada y con una superficie que hoy estaría fuera de normativa; en caso de una fuerte tormenta, las salpicaduras de agua del suelo podían ir al interior del pluviómetro y las salpicaduras del interior del colector podían ir fuera de él, al no tener –como decimos– la boca biselada, en ambos casos, falseando la lectura. Una peculiaridad destacable de este pluviómetro es que su instalación era semienterrada.

Todos los instrumentos ubicados al aire libre sufren un gran deterioro con paso de los años y este al ir semienterrado aún más, lo que hacía que fuesen unos buenos candidatos para ir directos al vertedero cuando ya no estaban operativos.