Las tormentas que tienen lugar en el mar con frecuencia nos cautivan, ya que a la espectacularidad propia de las nubes tormentosas –amplificada por la gran porción de cielo abierto que se abre frente a nosotros– se suma el agitado oleaje y los numerosos matices cromáticos, tanto en el cielo como en el agua, resultando una atractiva mezcla de colores, en la que los turquesas se entremezclan con una amplia gama de tonos verdosos, azules y grises. Ante tan atractivo escenario, no es de extrañar que muchos pintores –y no solo los puros paisajistas– se fijaran en estas tormentas marítimas y las plasmaran en sus cuadros. Uno de ellos es el pintor belga Alfred Stevens (1823-1906) y autor de esta “Marina con tiempo tormentoso”. Este artista, que vivió la mayor parte de su vida en Francia, destacó, sobre todo, por retratar escenas interiores burguesas, en las que aparecían mujeres jóvenes vestidas a la moda, con numerosos elementos de lujo. Estos cuadros, tan alejados de la temática atmosférica, son los que le dieron fama en su época, convirtiéndole en uno de los pintores favoritos de la alta sociedad francesa de la segunda mitad del siglo XIX. En la década de 1880, Stevens cambió de registro y pintó marinas y escenas costeras, con un estilo cercano al Impresionismo, influido por pintores como su amigo Édouard Manet (1832-1883) o el paisajista francés Eugène Boudin (1824-1898). Aparte de esta sugerente marina, llevó a cabo otras también de bella factura y motivo similar, como “Tormenta en Honfleur” (1890-91), “Una noche tormentosa” (1892), “Marina-Efecto de una tormenta” (1895) o “Tormenta en el mar” (1888). En el lienzo que nos ocupa destaca el zigzagueante rayo que parece abatirse sobre una de las embarcaciones representadas. Stevens aplica sobre él un color encarnado, que vemos también en los contornos superiores de las nubes y, de forma más tenue y sutil, en el resto de elementos naturales del cuadro. Con esa tonalidad, el artista quiere representar el resplandor asociado a la descarga eléctrica, que durante un instante ilumina todo. Otro detalle meteorológico del cuadro es el de los fuertes aguaceros que deja la tormenta, pintados con mayor resalte en la mitad izquierda, que es donde se sitúa el núcleo principal de la célula tormentosa.
© José Miguel Viñas
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